Has sentido y has leído ya muchas veces lo que es el dolor: una experiencia personal sensitiva y emocional que se asocia a una lesión real o potencial de una zona determinada de tu propio cuerpo. 

Esto quiere decir que el dolor siempre es una sensación subjetiva. Por tanto, para poder evaluar el dolor tenemos que poder caracterizarlo de forma correcta y tenemos que poder medir tanto en el diagnóstico como en el seguimiento, su evolución. 

Definir el dolor y hacerlo de tal manera que pueda ayudar al paciente a identificarlo como propio y ayude al médico a poder clasificarlo, es complejo puesto que se trata de una experiencia individual y subjetiva, a lo que se une el hecho de que no existe método científico que lo haga “medible”. 

Muchas veces este dolor se acompaña de diferentes matices y vivencias por parte del paciente que hacen que el dolor varíe a lo largo del tiempo. Esto incrementa la necesidad de poder evaluar de forma sencilla la intensidad del dolor. 

En UROLF utilizamos escalas, instrumentos que con el mínimo esfuerzo para el paciente, nos dan información fácilmente comprensible y nos permiten evaluarles durante el seguimiento. 

Hay mucha literatura sobre escalas de dolor con distintos estudios  que demuestren su fiabilidad y validez; por ello, junto con la información que proporciona la historia clínica y la exploración física, podemos realizar el seguimiento de nuestros pacientes. 

Las escalas que hemos considerado más apropiadas para el paciente, y por tanto las que utilizamos en UROLF son:

Todas las escalas de puntuación del dolor son válidas, fiables y apropiadas para su uso en la práctica clínica. Las más frecuentemente utilizadas son las  Escala de Calificaciones Verbal o la Escala Numérica por su facilidad para su uso. Aunque se ha descrito que la Escala Analógica Visual tiene más dificultades prácticas que las otras, muchos pacientes nos describen con mas facilidad su dolor con esta escala. Es por eso que tenemos que individualizar con cada paciente la forma de medir su dolor. 

Generalmente, utilizaremos la escala de calificación numérica. Le preguntaremos de 1 a 10 como ha mejorado su dolor. Con estos datos además podemos analizar estadísticamente como evolucionan nuestros pacientes. 

Muchos pacientes prefieren dar una calificación verbal en vez de cuantificarlo con un número, pero eso hace que sea difícil comparar los resultados durante el seguimiento y puede llevar a malinterpretación tanto por nuestra parte como por el paciente.  Aunque a veces no somos capaces de dar un número exacto nos ayudaremos mutuamente evaluando el dolor.  

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